miércoles, 24 de junio de 2009

Dime.

¿Qué hago a tú lado?
¿Qué hago sin tí?

Buscando saber de ti
llego a mi verdadero fin.

Más inevitable es amarte,
repugnante el pensarte día a día...

¿Cuándo llegará?

¡¿Cuándo?!



Para al fin olvidarte y arrancarte de mi vida.

jueves, 18 de junio de 2009










En mis momentos de ocio descubriendo las maravillas de los blogs, me topé con uno muy interesante... La Propietaria se hace llamar La Gata Que Ladra, y la entrada que llamó la atención fue una en la que posteaba un cuento de hadas.








Este cuento trata de una princesa que se encontraba encerrada




(¿acaso no todos lo estamos, muy dentro de nuestras almas?)




y de su lucha por sentirse mejor, solucionar sus problemas








Me atrevo a postear un fragmento del cuento....








"La Princesa de este cuento despidió a su Hada Madrina, porque todo lo
solucionaba de la misma forma. El dolor del corazón o el de cabeza, una rodilla
raspada al tropezar en la penumbra, la espalda torcida, un callo, tortícolis,
dolor de oído, de muela o una verruga. Lo que fuera, pretendía curarlo con el
mismo remedio. El hambre, la sed o el frío y hasta la miseria, la pobreza o
cualquier guerra mundial. Siempre el mismo remedio:





ella blandía si varita
mágica y la cubría con un bonito vestido infestado de lazos, zapatillas y
mejillas rosadas. Luego la hacía
esperar por un “Príncipe”."





Aquí hago un gran paréntesis e incluyo mi humilde opinión (basada en experiencia propia, claro) Es realmente INCREÍBLE como algunas mujeres solemos girar nuestra felicidad hacia encontrar el amor de un hombre (si así se le puede llamar a esa especie), como somos capaces de besar taantos sapos con tal de llegar a 'Nuestro Príncipe Azul', aah pero cuando a este príncipe azul se le ocurre llegar, nosotras ya estamos totalmente idiotizadas por su encanto.





No me malinterpreten, no es amargura lo que intento expresar; el amor de un hombre hacia una mujer es divino, y cuando encontramos el amor nos sentimos las mujeres más felices del planeta... Pero es totalmente inaceptable que hagamos girar nuestras vidas alrededor de besar sapos para llegar a nuestro príncipe azul, que, seamos francas, siempre SIEMPRE estará muy lejos de ser azul...





Which reminds me.... hoy me encontraba viendo una excelente película, The Wedding Date, y el actor Dermot Mulroney menciona una frase muy cierta, no recuerdo exactamente como era pero decía más o menos así:





Women are in their love life were they want to be.





Es solo cuestión de comprender que, sí, tal vez nosotras terminamos la relación, nos dejaron, nos engañaron o simplemente no funcionó, pero





SI REALMENTE QUIERES SEGUIR ADELANTE: DEBES QUERERLO





Y LO TENDRÁS.





Para terminar mi mega filosofada del día, aquí les va otro párrafo del post de La Gata que Ladra:





"Según su Hada
Madrina, los Príncipes lo curan todo. La torturaba a fuerza de remedios caseros
y “Pare de Sufrir”. La hacía besar sapos o ponía guisantes bajo su colchón. La
obligaba a soportar el aliento de un dragón o le presentaba una bestia que ella
debía amansar hasta convertirlo en caballero. La vestía glamorosamente y, cuando
no pretendía que lo esperara dormida durante 100 años, la enviaba a seducir al
fulano en algún baile plagado de otras Princesas tan bonitas como ella, pero con
zapatos más cómodos ¿Quién puede bailar con unos zapatos altos y de paso de
cristal? La pobre Princesa, si no partía un tacón y se cortaba, era vencida por
otra Princesa más nice. El hecho era que a la final siempre volvía con un solo
zapato y días después, aparecía un baboso con el otro par reclamando matrimonio
por recompensa.





http://lagataqueladra.blogspot.com/2007/03/veces-escribo-cuentos.html"









Y Nick Mercer (Dermot Mulroney @ The Wedding Date) tiene toda la razón:





Here's to the husbands who've won you, the losers who've lost you, and the lucky bastards who've yet to meet you.









C H E E R S.

miércoles, 17 de junio de 2009

Más aún ...

es peor desahogar las penas,

amor y desamor,

mi ya no tan temible tragedia.


Al fin me doy cuenta,

no eres la razón de mi existir

le agradezco a la vida, porque ahora sí... A VIVIR.